Título: Armada
Título original: Armada
Autor: Ernest Cline
Idioma original: inglés
Año de publicación: 2015
Género: ciencia ficción
Número de páginas: 355
Perfil del libro en Goodreads
Valoración: ⭐️⭐️⭐️
Primera frase del libro:
«Estaba mirando ensoñado por la ventana del aula cuando vi el platillo volante».
¿De qué trata?:
Zack es un chaval de 18 años que pasa gran parte del día jugando al videojuego Armada. En él, se enfrenta, batalla tras batalla, a unos alienígenas, y es muy bueno en su cometido. Un día, chan chan chan, descubre que ese videojuego lleva años preparándolos para enfrentarse a una amenaza real extraterrestre.
Vale, ¿y qué me ha parecido?:
La idea principal es muy muy original, sobre todo de la manera en la que está planteada: como algo creíble que podría pasar mañana o que sucedió ayer. Leía como si contasen un hecho real que figurase en los libros de Historia.
El protagonista, además, me cayó bien desde el principio; es fácil reconocerte en él y entender su comportamiento. Durante las 100 primeras páginas me encantó su naturalidad y el realismo de sus reacciones ante las cosas tan flipantes que le ocurren. Después, pierde ese realismo y deja de sorprenderse tanto o alucinar con cosas con las que debería estallarle la cabeza. Pero sigo queriéndole.
La primerísima frase de la novela («Estaba mirando ensoñado por la ventana del aula cuando vi el platillo volante») ya es toda una declaración de intenciones: en esas primeras palabras ya te habla de platillos volantes. Pum, al lío.
Yo dividiría el libro en dos partes: durante las 70-80 primeras páginas conocemos la vida «normal» del protagonista, con la que te puedes sentir identificado. A mí me resultaron muy entretenidas, y, además, el realismo y la cercanía de Zack me encantaron.
Después llega el Gran Cambio, la transición, que me resultó un pelín pesada, y partir de ese momento empieza la ciencia ficción de la novela en estado puro, hasta el final.

La novela, como Ready Player One, está llena de referencias a videojuegos, películas y libros de ciencia ficción (marca de la casa de Ernest Cline) de los 80 y los 90, como Sonic the Hedgehog, El juego de Ender, Dune, Mad Max y, por supuesto, Star Wars y Star Trek. También a científicos relacionados con el espacio (Carl Sagan), músicos (John Williams) o directores de cine (George Lucas, J. J. Abrams). Todos estos detalles/referencias hacen la historia aún más realista. Llegó un punto en el que no sabía qué era verdad y qué no, y tenía que googlearlo para salir de dudas.
La historia tiene, además, adolescentes, instituto americano, naves espaciales, viajes a la Luna y, sobre todo, una historia familiar que, para mí, es lo mejor del libro.
¿Cositas que no me convencieron? Las escenas de combate, que me resultaron aburridas porque se perdían en detalles y me perdía yo con ellas. También en esta parte comienzan a cambiar las reacciones de Zack: como te decía, pierde ese realismo que me gustaba en las primeras páginas. Por ejemplo (aviso, spoilers): tanto él como otros compañeros viajan a la puñetera Luna, ¡a la Luna!, y no flipan o, perdona la expresión, se cagan de miedo. No han pasado meses u años para que hayan podido acostumbrarse a ese tipo de vida, sino horas, y, oye, tan normales. Pero, bueno, Cline, te lo perdono.
Aun así, que el párrafo anterior no te eche para atrás: el libro es muy muy entretenido y, aunque no me gustó tantísimo como Ready Player One, también lo recomiendo.