¡Feliz Día del Libro! Este año más que nunca, los libros se convierten en refugios y lugares a los que ir. Estás en tu casa y de repente apareces en lo alto de la torre de Astronomía del colegio de magia al que acudes desde los 11 años, o compartes cervezas y experiencias con una chica que sufre la misma ansiedad que tú, o corres con tu manada huyendo de los vampiros que brillan al sol. Puedes ser quien quieras, llevar la vida que prefieras, cerrar los ojos, señalar un sitio en el mapa y viajar a él.
En estos días raros y angustiosos, necesitamos historias, libros y novelas que nos dejen con una sonrisa en la cara, nos insuflen un poco de aire para respirar mejor y, en definitiva, nos hagan sentir bien.
Yo no sabía que existía un género literario llamado feelgood (algo así como «sentirse bien») hasta que, hace unas semanas, leí La librería del señor Livingstone, de Mónica Gutiérrez. Hasta ese momento, yo llamaba a este tipo de libros «esos que calientan un poquito el corazón».
La denominación de esta clase de novelas es más o menos reciente y su premisa es básica: hacer que el lector tenga una lectura agradable, sin dramas ni malos rollos, con personajes entrañables, situaciones positivas y escenarios llenos de encanto. A costa de sonar cursi, imagina estos libros como… un abrazo largo y cariñoso. Algo así.
En esta entrada te traigo mi lista particular (sin ningún orden en particular), pero siéntete libre de, en comentarios, recomendarme alguno. ¡Gracias!
Un amor de película, de Rachel Winters
Un amor de película es como una comedia romántica: puede que haya malentendidos entre la pareja protagonista con los que te inquietes un poquito hasta que, tachán, se resuelvan y estén juntos, pero el sentimiento general de toda la novela es muy agradable. Un buen rollo casi constante.
Y para ello recurre a toques divertidos, amables, monos; personajes muy guais (como Anette o Jeremy); situaciones sacadas de esas películas que te mencionaba y que casi todos conocemos (porque precisamente esos «encuentros de película» son el gran motor de la novela) y una trama que fluye de principio a fin.
Ana de las Tejas Verdes, de L. M. Montgomery
Esta es una de esas obras que, sí, siempre trato de meter en todas las listas que hago y de recomendar a la menor ocasión.
Y es que la autora consigue que cojas cariño, casi al instante, a Ana, una niña muy muy habladora, curiosa, dramática, optimista y con un corazón gigante. Pero también a Marilla, y a Matthew, que se hacen cargo de ella a pesar de las trabas del principio y que acaban formando una pequeña familia maravillosa.
Montgomery también logra no solo trasladarte por completo a Avonlea con unas descripciones magníficas, sino, además, que quieras recorrer con Ana sus campos, y conocer Tejas Verdes y cada uno de los preciosos lugares que aparecen.
La librería del señor Livingstone , de Mónica Gutiérrez Artero
Deberían utilizar esta novela como estandarte del género feelgood, porque leerla es como sumergirte en una bañera de agua caliente, con mucha espuma y bombas de esas aromáticas. ¡De principio a fin!
La autora ha creado unos personajes muy entrañables, como el mismísimo señor Livingstone (disfrazado de señor cascarrabias), el crío que quiere ser astronauta o la señora que pretende devolver los libros que no le han gustado. Pero, sobre todo, Gutiérrez Artero ha logrado un escenario maravilloso y mágico, en el que transcurre el 99 % de la novela: la librería Moonlight Books.
La evolución de Calpurnia Tate, de Jacqueline Kelly
Otro de esos libros que ya he recomendado en más de una ocasión en el blog y que seguirá formando parte de las listas que haga en un futuro sobre libros maravillosos y favoritos.
En muchos sentidos, me recuerda a Ana de la Tejas Verdes. Su protagonista también es una niña muy curiosa, a la que le encanta estar en el campo y explorar; que siempre trata de ver el lado bueno y útil de todas las situaciones y que no se conforma con lo supuestamente establecido para ella.
En su momento ya hice una reseña más completa de este y su continuación. La puedes leer en esta entrada.
El chico de la última fila, de Susanna Herrero
Es uno de los libros más recientes que he leído y se ha ido derechito a mi lista de favoritísimos. Es una maravilla.
Sus protagonistas, Hugo y Dylan, por ingeniosos y reales, me fliparon. Su personalidad, la dinámica entre ellos, sus diálogos. ¡Todo!
Además, el libro en sí es muy divertido, cercano, entrañable, natural. La autora crea unos personajes y un universo del que quieres formar parte y encontrarte así con «el nene» (¡Hugo!), Dy, los cachorros, Marcalex, Adrián y el resto de la familia Cabana. ¡Les he sentido tan reales…!
La lección de August, de R. J. Palacio
¿Algún día me cansaré de recomendar este libro? No. ¿Iba a terminar una lista de recomendaciones sin meter La lección de August? Pues tampoco.
Para mí es una de esas pequeñas joyas que, muy de cuando en cuando, aparecen en la literatura y que todo el mundo, niños y adultos, debería leer.
Tiene unos personajes maravillosos y achuchables; un crío que, en humanidad, nos da diez mil vueltas a todos; unos valores increíbles; unos mensajes muy necesarios y una ternura que traspasa el papel.
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