De pequeña pensaba que, cuando grababan una serie o película, lo hacían por el orden en que luego se proyectaba. Me quedé loquísima cuando me enteré de que, en realidad, grababan de manera desordenada y, después, en la fase de montaje, esas escenas se ordenaban. Más aún: he leído de actores cuyas primeras escenas juntos eran las más íntimas, y cuando ves el resultado final, parece que la química se ha ido construyendo poco a poco (según ese orden cronológico que muestra la historia).
Con un relato o novela podemos hacer lo mismo: a la hora de escribir, el orden de los factores no altera el producto. Es decir, que podemos comenzar a escribir el final de nuestra historia, o una escena del medio, o directamente el principio. Érase una vez…
Nuestros textos son como engranajes formados por piezas que vamos juntando y montando hasta que forman un todo. Tenemos escenas sueltas, diálogos, etc., que acoplamos y unimos. Cada escena es una pieza, y aunque una te lleva a otra, a la hora de redactarlas son entes separados que no tienes por qué moldear en orden.
Hace un tiempo hablé de la técnica del tablero, de Blake Snyder, para organizar nuestras historias. Siguiendo el hilo de ese post, cada escena corresponde a una tarjeta que colocamos en nuestro tablero, una tarjeta independiente, la pieza que mencionaba más arriba. Sabemos el orden que van a llevar una vez montemos nuestra historia, sí, pero, a la hora de escribirlas, podemos hacerlo como queramos.

A menudo, si seguimos este «no orden» de escritura, tendemos a escribir primero las escenas o momentos que más ganas tenemos de escribir, y dejamos para el final otras escenas de transición o momentos de la trama más «aburridos».
Hasta hace poco, yo era de las que escribía de manera ordenada: de principio a fin. Pero, un día, me atraganté con una historia. Llegué a una escena con la que me atasqué y, como siempre seguía el orden orgánico, no podía avanzar sin terminar esa. Así que la salté y seguí con otra, y con otra, y con otra, y cuando me sentí preparada, volví a esa que me presentaba más dificultad.
Las ventajas de escribir en el orden natural de la historia es que los personajes evolucionan al mismo tiempo que tú escribes, los personajes se conocen entre ellos al mismo tiempo que lo haces tú… Puede ocurrirte que escribas una escena del final y, después, tras escribir más sobre un personaje en cuestión y le conozcas más, te des cuenta de que aquella escena que escribiste primero (y que correspondía con el final) no encaja. Llegaría entonces el momento de reescribir.
Pero esa es historia para otro post.
Un comentario en “Escribir en orden cronológico: ¿sí o no?”