En noviembre completé mi reto personal en Goodreads: leer 50 libros durante 2021. Vale, sí, después de ese libro número 50 he vuelto a meterme en otro parón lector, pero al menos durante este mes he conseguido leer tres historias:
- Marauder Crack, de Irati
- Lo que nunca fuimos, de Mike Lightwood
- La edad de la ira, de Fernando J. López

Marauder Crack, de Irati
Cinco estrellas y cincuenta.
Vuelvo a este fic quince años después de la primera vez que lo leí en LiveJournal y vuelvo a pensar lo mismo: VAYA MARAVILLA. Ojalá tenerlo impresa, ojalá haberlo escrito yo, ojalá fuese canon.
La historia, ambientada en el universo de Harry Potter, es sobre Remus Lupin, Sirius Black, James Potter y Lily Evans (y un poco en Peter Pettigrew) durante sus últimos cursos en Hogwarts. En concreto, se centra en la relación de Remus y Sirius *suspiro de amor*.
«Le cae el pelo sobre la cara, solo ha leído tres frases y está convencido de que Remus Lupin tiene el poder de leer las mentes porque sí, joder, eso es exactamente lo que quiere saber. Quiere saber si para Remus todo esto —todo esto entre ellos que es nuevo e inexplicable— es tan intenso como para él. Si quema igual o se está quemando solo».
Esta nueva versión tiene NUEVAS ESCENAS que encajan y fluyen con el resto a la perfección y todo está tan bien escrito y todos los personajes (¡Remus! ¡Sirius! ¡James! ¡Lily! ¡Remus otra vez! ¡Sirius otra vez!) son tan maravillosos que, yo qué sé, solo quiero sentarme en una sillita tranquilamente a contemplarles. ¿Se puede estar enamorada del amor entre Sirius y Lupin? Porque yo lo estoy.
Una de las mejores cosas que me ha pasado este año es volver a esta historia. Muchísimas gracias a la autora por regalárnosla, porque VAYA REGALO.
Si eres fan del mundo de Harry Potter y te llama la atención la época de los merodeadores, te lo recomiendo MUCHÍSIMO. ¡Puedes leerlo en este enlace!

Lo que nunca fuimos, de Mike Lightwood
Es una historia muy mona, sobre todo la parte de los Eric y Rubén adolescentes. De esos libros de los que rascaba cualquier ratito para continuarlo y que lees con una sonrisa en los labios porque sabes que va a acabar bien. En ese sentido, fue bastante satisfactorio, porque esos adolescentes enamorados, aunque sea catorce años después, se vuelven a encontrar, y es algo que a muchos nos hubiese gustado que nos pasase.
También me encantaron los detalles de 2005, me hicieron viajar en el tiempo a mi propia adolescencia: el Messenger y los nicks que nos poníamos, el eMule y las semanas que tardábamos en descargar un simple episodio, series como Embrujadas…
No puedo evitar resaltar los muchísimos errores que encontré en los tiempos verbales, sobre todo en escenas en las que se usa el presente (por ejemplo: «Lanza un vistazo al interior del aula y sonríe con cariño») y, una frase después, en pasado («—¿Puedo verlos ya? —pregunté emocionado, y él asintió con la cabeza») cuando deberían ser también en presente. Quizá en una próxima edición lo corrijan.

La edad de la ira, de Fernando J. López
El autor juega muy bien a eso de mantener la intriga desde la primera página hasta la última, porque, claro, quieres saber qué ocurrió ese domingo y qué llevó a Marcos a hacer, supuestamente, lo que hizo.
Quizá por eso, me sentí «estafada» con el final. Pero no, no voy a hacer spoilers.
Aun así, me gustó la crítica a la sociedad, al sistema educativo, a los prejuicios, a la homofobia, que empapa todo el libro. Muy acertada, realista y necesaria.